lunes, 15 de mayo de 2017

UN CORAZÓN SIN INDIFERENCIA


De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis.

Mateo 25:45

La indiferencia es como una semilla que se siembra hoy y se cosecha con el tiempo, donde sus frutos pueden ser amargos y causarnos mucho dolor. La indiferencia es la palabra que usamos para aquella persona que no demuestra atención, gusto o inclinación por algo, es una persona que no muestra cariño o interés por algo o alguien específicamente.


La indiferencia como parte de nuestra actitud puede hacer mucho daño a quienes la reciben, pero también causa daño a quien la da, ya que tarde o temprano una actitud de indiferencia da sus frutos y podemos terminar recibiendo la actitud indiferente que un día hemos dado a otros.

En el evangelio de Mateo Jesús está hablando con sus discípulos acerca del juicio a las naciones y cómo cada uno será juzgado por sus acciones, es en ese momento que dice "de cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mi lo hicisteis".  Jesús está hablando de la actitud indiferente  hacia los más pequeños, necesitaron  comida y no les dieron de comer, tuvieron sed y tampoco la pudieron saciar, necesitaron un hogar y no les abrieron la puerta, necesitaron que les cubrieran y no les dieron abrigo, estuvieron enfermos y en la cárcel y no fueron a verles.

¿Pero quienes son esos más pequeños?  Los más pequeños no son necesariamente los niños, los más pequeños son todas aquellas personas que necesitan de nosotros, que se encuentran en una situación en la que necesitan ayuda,  cobertura, cuidado, atención, abrigo y sobre todo amor. Los más pequeños pueden ser las personas pobres y vulnerables, pero también pueden ser nuestros padres cuando se hacen mayores y necesitan de nuestros cuidados, atención, paciencia y amor.  Los más pequeños pueden ser nuestros amigos, necesitados de consejo, apoyo, consuelo y fortaleza. También los más pequeños pueden ser las personas con problemas personales, enfermedad, sufrimiento, angustia y dolor,  que necesitan de nuestras palabras para sentirse confortados y saber que no están solos.

Piensa hoy por un momento... ¿Quiénes son los más pequeños que hoy pone El Señor en tu camino? ¿Quiénes son los más pequeños que día a día están cerca de ti y que necesitan de tu atención y no de tu indiferencia?

Dios es un Dios compasivo y amplio en misericordia, el se duele con sus hijos cuando sufren, El nos comprende cuando estamos en angustia y espera que nosotros como sus hijos podamos tener ese mismo sentir  que El tuvo, teniendo  amor, compasión y echando fuera de nosotros la indiferencia.

No recibas del fruto de la indiferencia en tu propia vida, empieza hoy a sembrar amor, atención, consuelo, cuidado y amor por los más pequeños que Dios pone en tu camino, si abres bien los ojos, seguro que les verás por todas partes.

Señor abre mis ojos para poder ver a todas aquellas personas que necesitan de mi atención, de mi cuidado, que están necesitados de amor y paciencia. Cierra mi corazón a la indiferencia, no quiero ser una persona indolente y sin amor, quiero reflejar tu amor a quienes están cerca de mi sobre todo a esos más pequeños que tu pones en mi camino, que tienen necesidades, que necesitan verte a ti en mi ejemplo y sentir que no están solos. Dame más de ti Señor! Amén!