viernes, 24 de marzo de 2017

YO NO, ES LA GRACIA DE DIOS CONMIGO


Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo."
1 Corintios 15:10


Todos en algún momento hemos recibido un regalo, nos sentimos felices con el detalle, más si tenemos expectativa que será algo especial o algo que hemos soñado.  Cuando llega el momento de abrir ese regalo, algunos quitamos el envoltorio con cuidado tratando que no se arruine y otros como niños inquietos, tratamos de deshacernos de él lo antes posible para descubrir que hay en su interior. Un regalo que nos alegra el corazón y pone una sonrisa en nuestros rostros.

Un regalo, eso es la gracia de Dios,  un favor, un don recibido sin merecerlo, un regalo de la bondad y el amor de Dios hacia nuestras vidas. Su gracia nos concede salvación, su gracia nos da su bondad y nos lleva más allá de lo que nuestro entendimiento puede esperar o comprender. 

En este pasaje del libro de Corintios, Pablo dice que si algo somos es POR LA GRACIA DE DIOS, qué precioso es que podamos llegar a comprender que si algo somos, si algo tenemos, si algo logramos es solamente por Su gracia, un regalo inmerecido de su bondad sobre nosotros, para vivir, para trabajar, para amar, para servir, para ser alguien en la vida necesitamos la gracia de Dios, porque sin ella no somos ni logramos nada en la vida.

Cada día el deseo de nuestro corazón debe ser que su gracia no sea en vano en nosotros, que realmente valga la pena  su amor y Su bondad sobre nuestras vidas, porque somos esforzados, somos valientes, trabajamos por y para el Señor, vivimos por y para El, damos lo mejor de nosotros porque todo absolutamente todo ha sido por su gracia.

Un corazón humilde reconoce la gracia de Dios sobre su vida, no espera coronas ni reconocimientos, no espera grandes galardones, ni espera grandes recompensas por lo que hace, un corazón humilde camina día a día con gran agradecimiento sabiendo que nada es por méritos o voluntad propia, todo es por la gracia de Dios que es un regalo inmerecido.

Quizás tomando esta actitud de vida suframos menos cuando no reconozcan nuestro trabajo, nos disgustaremos menos cuando no se valore el cien por cien de nuestro esfuerzo, con esta actitud de vida sufriremos menos rechazos, menos menosprecios, menos oprobios porque simplemente diremos como el apóstol Pablo: antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo!!!

Esto marcará la diferencia en tu diario vivir, puedes estar seguro!


Señor este día te pedimos que nos muestres tu bondad, tu gracia y favor inmerecidos a nuestro corazón, sabemos y reconocemos Señor que no teníamos derecho a nada, más que a la muerte eterna, pero por tu inmenso amor todo nos lo has dado y por tu gracia somos lo que somos, tenemos lo que tenemos y lograremos lo que lograremos, no por nosotros mismos sino por Tu gracia Señor con nosotros, que cada día nos aferremos menos al qué dirán, a los grandes reconocimientos y a las palabras de recompensa, y nos esforcemos por dar siempre lo mejor de nosotros, que tu gracia no sea en vano sobre nuestras vidas, sino que cada día reconozcamos que nada es nuestro todo es por tu gracia sobre nosotros, amén!