“Me pusieron a guardar las viñas; y mi viña, que era mía, no guardé.”
Cantares 1:6
Nosotros los mismos sembradores podemos permitir que nuestra cosecha se arruine en el libro de Cantares dice "me pusieron a guardar las viñas y mi viña, que era mía, no guardé". Esta escritura nos habla de la Sulamita que estaba morena del sol por haber estado trabajando arduamente bajo el sol las viñas, pero su propia viña había descuidado.
Esto también puede sucedernos con nuestras siembras, cuidar y velar por todo aquello que está afuera, pero descuidamos nuestra propia familia, vida, velamos por los demás y olvidamos velar por nuestros hijos, por nuestras familias, por lo que Dios nos ha dado, centramos nuestra atención en los de afuera y trabajamos en los demás y cuando vemos nuestra propia vida, familia y trabajo lo hemos descuidado, nosotros mismos podemos ser responsables de perder aquello que un día hemos sembrado y perderemos el fruto.
La pregunta sería quién está cuidando de nuestra viña si nosotros no la cuidamos, la respuesta es nadie, solamente nosotros mediante el discernimiento del Espíritu Santo podemos aprender a cuidar de nuestra viña y no descuidarla, ya que si nosotros no la cuidamos vendrán otros, no precisamente a cuidarla sino a destrozarla, a aprovecharse de los frutos y hasta destruirla.
No permitamos que nada ni nadie nos robe lo que Dios nos ha dado, debemos velar de nuestros matrimonios, de nuestros hijos, nuestras familias son sumamente importantes, son nuestros retoños, y debemos velar que no se pierdan y olvidarnos de guardarlos del mal.
Cuida de la viña de los demás pero guarda también la tuya, porque Dios te pedirá cuenta de lo que has hecho y si has sido diligente con lo que El te ha dado.
ORACIÓN: Señor te entregamos nuestras siembras, que podamos cuidar de nuestras propias viñas y no las descuidemos velando por las de otros y no por las nuestras, te pedimos que nos des sabiduría y entendimiento para estar velando por nuestras familias y por lo que tu nos has dado, que ocupemos nuestro tiempo sabiamente, que ocupemos nuestra vida y la invirtamos en bendición de los nuestros, que el tiempo, las prisas y el correr diario no aparten nuestra mirada de lo que es realmente importante. Danos la luz que necesitamos para ser diligentes y velar por nuestras viñas y guardarlas de todo enemigo que quiera destruirlas. Amen!
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