"para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu"
Efesios 3:16
El corazón es un órgano del cuerpo que es indispensable para sobrevivir, este órgano puede sufrir enfermedades graves, por lo que debe hacerse revisiones periódicas para ayudar a prevenir complicaciones posteriores.
De igual manera que el corazón en lo natural necesita revisiones periódicas, nuestro corazón en el área espiritual también debe revisarse ya que la palabra de Dios dice que es más engañoso que todas las cosas y es importante que no lo descuidemos sino que velemos para que siempre esté como a Dios le agrada.
Una de las cosas que más daño hace a nuestro corazón es el endurecerse, las situaciones de la vida, las pruebas, los sinsabores, las enfermedades, las luchas continuas, fracasos o decepciones pueden ser el detonante para un corazón endurecido. La dureza en el corazón es como una caparazón dura y resistente que se puede ir formando cuando vamos guardando cosas dentro de nosotros y no las sanamos y llevamos ante El Señor, nuestro corazón se recubre y todo se vuelve indiferente a nosotros, nos volvemos insensibles, calculadores, llenos de resentimientos, se apodera de nosotros la apatía, el desanimo y la falta de fe.
No es lo mismo tener un corazón endurecido, que un corazón fortalecido. Cuando vamos en nuestras propias fuerzas y pasamos por todo tipo de pruebas y tribulaciones el corazón se va haciendo más fuerte, pero no en El Señor, sino en nuestra fuerza, formando como una capa gruesa compuesta de amargura, dolor, frustración y tristeza. Quizás nos quebrantamos menos y aparentemente estamos fuertes, pero es que nuestro interior está tan herido y endurecido que no deja mostrar verdaderamente lo sentimos y estamos viviendo.
Por el contrario un corazón fortalecido en Dios dice la escritura que se fortalece con poder el hombre interior por su Espíritu. Solamente el Espíritu Santo puede venir a un corazón dolido y endurecido y volverlo un corazón blando y suave, solamente el Espíritu Santo puede traer fuerzas en medio de la adversidad, los problemas y las dificultades, quizás nos quebrantaremos más, estaremos pasando por la tribulación, pero estaremos fuertes interiormente porque el Poder de Dios a través del Espíritu Santo nos fortalece, nos llena de vida, de ánimo, de fe, de esperanza y alcanzamos la victoria.
Nosotros podemos elegir entre tener un corazón ENDURECIDO O FORTALECIDO. Dios nos da libre voluntad y en nosotros está el decidir si dejamos que cada golpe que recibimos nos hace más fuertes en Dios o con más dureza en el corazón.
Fortalécete hoy con poder en tu hombre interior a través del Espíritu Santo, entrega esa carga, esa aflicción, la falta fe y cualquier cosa difícil que estés viviendo. Recibirás la fortaleza que solamente el Espíritu Santo puede dar, no endurezcas tu corazón!
Espíritu Santo toma mi corazón y mira dentro de mi si hay dureza, te pido que cada prueba que vivo y cada tiempo de adversidad no hagan que mi corazón endurezca y vaya en mis propias fuerzas. Fortaléceme en ti Señor Jesús, que tu Espíritu Santo tome mi flaqueza y mi debilidad, anhelo tener un corazón fortalecido en ti, para afrontar cualquier situación pero sin endurecerme. Lléname de ti Señor mi corazón es tuyo, quiero vivir siempre fortalecido con tu poder, lléname de ti Espíritu Santo! Amén!
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