¡Que el Señor haga resplandecer su rostro sobre ti,
y tenga de ti misericordia!
Números 6:25
Hay una frase muy sabia que dice: "Grande es aquel que para brillar, no necesita apagar la luz de los demás". Cuando la luz del sol llega al agua se reparte de tres maneras, la primera parte es absorbida en forma de calor, otra parte la atraviesa y se desvía formando lo que se llama refracción y la tercera se refleja, la reflexión se da en la superficie del agua ya que está actúa como un espejo. Este proceso físico entre el agua y la luz nos lleva a reflexionar en cuánto está brillando EL Señor en mi?
Cada uno de nosotros queremos brillar, sobresalir, que nuestra luz pueda ser notable a los ojos de otros y llamar la atención de los que nos rodean, pero por qué queremos brillar? Algunos quizás deseamos brillar para que otros puedan ser guiados con nuestra luz por el camino, otros queremos brillar para que la oscuridad no prevalezca en nuestro alrededor, otros queremos brillar porque deseamos reflejar la luz que nuestro corazón lleva dentro, la luz de Jesús. Pero hay otros que desean brillar a toda costa, sin luz propia, usando la luz de otros o apagando la luz de los demás para que la suya pueda ser vista.
La bendición sacerdotal que es una de las más conocidas de la biblia, habla del deseo que debe haber en nuestro corazón que El Señor brille en nosotros, esta bendición dice "que El Señor haga resplandecer su rostro sobre ti", cuando Dios resplandece Su rostro sobre nosotros ocurre un proceso parecido al del agua con la luz, primero nos inunda con Su presencia, cambia completamente la dirección de nuestras vidas de acuerdo a Su voluntad y permite que podamos reflejar Su imagen en nosotros.
Brilla Jesús en ti, reflejas su imagen en tus actitudes, en tus palabras, en la forma en la que te comportas día y noche, brilla Jesús en ti cuando hablas con los demás, cuando te expresas, cuando vienen las pruebas o cuando hay tiempos de paz. Brilla su compasión y su amor en ti, cómo tratas a los demás? Brilla su paz y su paciencia en ti, cuando te enfrentas a la adversidad y las cosas se complican? Brilla Jesús en ti cuando tus fuerzas se agotan y estás cansado? Brilla El Señor en ti en cada paso que das y eres un reflejo de Su amor y de su bondad?
Es un reto para nuestras vidas la pregunta ¿Cuánto brilla El Señor en mi? Resplandece El Señor sobre mi vida en cada momento y en todo lugar? La mayor bendición que podemos tener en la vida es dejar que EL Señor resplandezca en nosotros, Su luz es suficiente para alumbrar nuestra vida, nuestro camino y el de los que están cerca, Su luz nos da calor, nos llena el corazón, nos da la vida y nos indica el camino que debemos seguir, las decisiones que debemos tomar, Su luz es perfecta y eterna.
Pidamos al Señor hoy que resplandezca Su rostro sobre nosotros, que brillemos con Su luz, que toda oscuridad que esté en nosotros o que quiera envolvernos sea disipada con Su resplandor, que reflejemos la luz de Cristo que nunca se apague en nosotros.
Dile hoy al Señor: Brilla Jesús, brilla en mi, haz resplandecer tu rostro sobre mi vida y lléname con tu misericordia!
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