jueves, 27 de septiembre de 2018

MI AFLICCIÓN NO ES PARA SIEMPRE


"Porque el Señor no desecha para siempre;
Antes si aflige, también se compadece según la multitud de sus misericordias;

Lamentaciones 3:31-33

Una frase famosa dice "Para desembarcar en la isla de la sabiduría hay que navegar en un océano de aflicciones." Todos queremos llegar a ser sabios y actuar con sabiduría, pero es difícil embarcarse para navegar por un océano de aflicciones, nadie quiere ser afligido, pero para los que aman a Dios aún la aflicción tiene un propósito y es para bien.

La aflicción es un estado de preocupación intensa, un dolor interior que causa tristeza, angustia y pena. En muchos versículos de la palabra de Dios aparece el estar afligido o vivir una aflicción.  La escritura en el libro de Lamentaciones dice   que EL Señor no desecha para siempre, antes si aflige, también se compadece por la multitud de sus misericordias; si reflexionamos detenidamente en este versículo vemos que quien permite la aflicción es El Señor, El puede llegar a afligirnos, sentirnos desechados, angustiados y hasta desesperados, pero Su compasión es tan grande que esta aflicción no es para siempre.

Cuando una persona se siente afligida vive la sensación estar en un lugar apretado, sin salida, preso, comprimido y sin escape. Te has sentido alguna vez así? Las aflicciones pueden llegar a nuestras vidas, pero allí está EL Señor para confortarnos, para llevarnos a un lugar espacioso, para llenarnos de gozo y paz aún en medio de la aflicción.  Solamente en Dios podemos vivir una aflicción sin un corazón afligido, porque aunque estemos viviendo pruebas, tribulaciones y problemas, nuestro corazón no estará afligido, no se sentirá preso, ni comprimido, porque EL Señor siempre nos da la salida.

Tu aflicción no es para siempre, porque Su misericordia es grande y se compadece de ti, El Señor tiene tanto amor por sus hijos que al vernos sufrir sufre con nosotros, se pone en nuestro lugar e interviene para aliviar nuestra pena, sanar nuestras heridas y restaurar nuestro corazón hasta sacarnos de la aflicción.

Entrega tu aflicción al Señor, confía en Él, Dios no desecha para siempre, esta aflicción pasará y por su inagotable misericordia te levantará una vez más! 

Señor entrego a ti mis aflicciones, esas cosas que me hacen sentir impotente, preso, sin salida, triste y con dolor, confío en ti todo aquello está fuera del alcance de mis manos, gracias porque siempre tu mirada está puesta sobre mi y se que estos tiempos no serán para siempre, gracias por el gozo y la paz que cada día llenan mi corazón, se Señor que mi aflicción no será para siempre! Amén!

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