viernes, 25 de enero de 2019

TU SABES LO QUE ES MEJOR MÍ!


“¿Quién de ustedes, si su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pescado, le da una serpiente? Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a los que le pidan!”


Mateo 7:9-11



Cuando se trata de pedir los niños son especialistas en abrir la puerta de nuestro corazón y muchas veces logran conseguir aquello que desean, sin embargo, como padres sabemos que no siempre es conveniente dar aquello que nuestros hijos nos piden, por mucho amor que les tengamos; si ellos nos piden algo que va a ser para su mal, que va a causarles algún daño o sencillamente están muy pequeños o no es el tiempo de recibirlo, evitaremos dárselo a toda costa y si no comprenden trataremos de cambiar su atención de aquello que desea porque no será para bendición, aunque lloren.


Hace algunos días escuché predicar a mi esposo y decía cuántas veces le has pedido al Señor una piedra, Señor dame un escorpión o le has pedido al Señor una serpiente? Y me hizo reflexionar que en muchas ocasiones actuamos como estos niños que desean algo con todo su corazón y con toda la ilusión quisieran recibirlo, pero no siempre pedimos lo correcto, tal vez creemos que pedimos a Dios pan y realmente es una piedra, tal vez creemos que pedimos un pescado y realmente es una serpiente o tal vez es un escorpión como dice otro versículo de la palabra. 

Señor dame ese escorpión! Señor dame esa serpiente! Señor quiero esa piedra! 
Y lo quiero ya!!! Nuestra mente muchas veces no logra comprender por qué El Señor no hace algo, no interviene, no vemos sus respuestas o esperamos soluciones como nosotros las haríamos y no como El ha pensado que es mejor.

Quizás hemos orado por un trabajo y al final nos confirman que no nos lo dan, hemos orado por un cambio, un lugar, un viaje, los solteros oran por una pareja en concreto y Dios dice no es para ti, y nos frustramos, entristecemos y decepcionamos. No hay que desanimarse! Si la respuesta no es la que esperábamos es porque quizás nuestras peticiones eran sinceras, pero estamos pidiendo algo equivocado por esa razón El Señor, con todo su amor de Padre nos dice no, no puedo darte eso! El siempre nos da cosas buenas y nunca nos dará nada que sea para nuestro mal.

Cuando oramos por situaciones en las que no podemos intervenir, en las que no vemos la salida, en las que creemos que solo un milagro podría cambiar el rumbo de las cosas, oremos al Señor sin darle la solución, esto es porque a veces podemos caer en el error de decirle al Señor cuál podría ser la solución a nuestro problema, como si El necesitara ayuda por parte de nosotros. Dios es suficiente, el sabe lo que es mejor para ti.

Puede ser que estemos pidiendo una serpiente o una piedra en vez de un pescado o un pan. Pidamos al Señor, clamemos por su intervención desde lo más profundo de nuestro corazón con una sola petición: 

Haz Señor como tu creas que es mejor! Decide Tu Señor! Tu si sabes lo que es mejor para mi! Tu cambias mis piedras por panes y cambias lo malo en bendición!

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