Ciertamente haces que
mi lámpara alumbre.
El Señor, mi Dios, ilumina
mis tinieblas.
Salmo 18:28
"Estoy tratando de mantener la lámpara llena... Pero no se cómo se gasta tan rápido el aceite de mi lámpara..." fue una frase que impactó mi corazón al escucharla a través de las palabras de una amiga, sobre todo el pensar que a veces hay tiempos en nuestra vida en los que pareciera que el aceite de nuestra lámpara se evapora, desaparece rápidamente, pareciera que no lo hemos cargado y sentimos que la oscuridad cada vez es más grande y nuestra luz más pequeña.
Una lámpara en la antigüedad era un objeto sumamente utilizado ya que no existía electricidad y cuando entraba la noche tanto dentro de casa como en la calle era imposible ver sin una lámpara que nos alumbrara y guiará. Por esa razón en varios pasajes de la escritura Dios nos habla de lo que es tener la lámpara encendida y de no permitir que nuestra lámpara se apague.
La presencia de Dios en nuestra vida es el aceite que enciende y mantiene viva la luz de nuestra lámpara, en el Salmo 18 dice que El Señor hace que nuestra lámpara alumbre y que El ilumina nuestras tinieblas, solo la presencia de Dios en nuestra vida puede hacer que nuestra luz no se pague, que cada día brille y las tinieblas no se apoderen de nuestra vida.
¿Cuánto tiempo pasas con Jesús a lo largo del día? No es necesario parar de hacer todo lo que hacemos para entrar en una habitación horas y horas orando, estar con Jesús y disfrutar de su presencia es hablar con Él en donde quiera que vayamos, quizás en casa cuando estamos limpiando, cocinando, haciendo nuestra vida diaria, podemos sentir la presencia de Dios en nuestro trabajo, en las cosas pequeñas o grandes que hacemos en el día a día.
Muchas veces dejamos que nuestra mente vuele y se vaya a lugares, situaciones, ideas y cosas que terminan dominando nuestros pensamientos y es entonces cuando nuestra lámpara empieza a perder el brillo, la luz empieza a apagarse, empezamos a sentirnos débiles, solos, vacíos, sin fuerzas, sin esperanza, sin fe y finalmente el enemigo ha conseguido traer tanta oscuridad a nuestros corazones que sentimos que el aceite se está acabando y nuestra lámpara se apaga.
La mujer de Proverbios 31 dice que "Su lámpara no se paga de noche" porque es en la noche cuando más se necesita para poder ver, para estar vigilante, cuando más oscuridad hay es cuando más debe estar brillando nuestra lámpara, en medio de los tiempos de adversidad y mayores problemas es cuando más debemos tener nuestra lámpara encendida, la presencia de Dios constante en nuestros pensamientos, ideas, razonamientos, argumentos y corazón.
Cada vez que tus pensamientos se vayan a buscar soluciones, a pensar en el pasado en lo que no ha podido ser o a pensar en el futuro en lo que va a suceder, es mejor que regreses cada pensamiento a Jesús y dejes que Su luz alumbre tus tinieblas, ya que nosotros no sabemos exactamente dónde debemos ir y nuestros pensamientos no pueden enredar y hacernos tropezar.
La presencia de Dios alumbrará toda oscuridad o sombra que te trae temor, iluminará toda oscuridad que te llena de incertidumbre y preocupación, la luz que Dios trae, por medio de Su presencia, alumbrará tu vida de tal manera que no dejará espacio para ver la oscuridad que hay fuera de ella, oscuridad de dudas, de temores, de inseguridad, de tristeza y de impotencia, porque Su presencia te hará sentir seguro y lleno de fe porque con ÉL todas las cosas son posibles!!
Señor enciende mi lámpara, que tu presencia llene de aceite la lámpara de mi corazón cada día, para que toda tiniebla desaparezca y pueda descansar en tu amor, en tu bondad y en tu fidelidad que son eternas! Señor lléname de Ti! Amén!
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