" Después de él restauró Malquías hijo del platero, hasta la casa de los sirvientes del templo y de los comerciantes, enfrente de la puerta del Juicio, y hasta la sala de la esquina."
Nehemias 3:31
La puerta del juicio fue la décima puerta que restauraron los moradores de Jerusalén, esta era una puerta por la que pasaban las personas que llegaban de afuera de la ciudad, era como una puerta de inspección para saber quién entraba y quién salía, también pasaban por allí los guerreros que volvían de las batallas para ser inspeccionados y pasar revisión de las tropas que habían vuelto con vida y ver a sus guerreros. Era una puerta por así decirlo de evaluación.
En lo espiritual esta puerta simboliza que todos algún día pasaremos por el tribunal de Cristo, pero no solamente en ese momento, cada día, cada acción que hacemos está registrada y evaluada por El Señor, sus ojos están sobre nosotros para cuidarnos, amarnos y protegernos, pero también para ver lo que no está bien en nosotros y lo malo que hacemos, no podemos olvidar que nuestro Dios es un Dios de amor, pero también dice la escritura en Hebreros 12:29 "nuestro Dios es fuego consumidor".
En nosotros esta puerta tiene que ser restaurada también, muchos de nosotros somos expertos en ver la paja en el ojo ajeno, pero ignoramos la viga que hay en el nuestro. Evaluamos la vida de toda la gente, medimos sus acciones, sus palabras, su forma de ver y hacer las cosas y olvidamos que la escritura dice en 1 Pedro 4:17 "Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?", la escritura dice que el juicio comienza por nosotros, dando a entender que los primeros que debemos de evaluar es a nosotros mismos y dejar de señalar a los demás porque podemos quedarnos cortos si los comparamos con nuestras acciones y forma de proceder.
Cada noche al terminar el día deberíamos pasar por nuestra puerta del Juicio para evaluar cómo hemos actuado durante el día, qué palabras han salido de nuestros labios, qué traemos dentro de nuestro corazón desechando lo malo y reteniendo lo bueno, debemos restaurar en nuestros corazones la puerta del juicio, no para condenación sino para nuestra redención personal, para que el enemigo no gane ventaja y tenga alguna cosa que decir de nosotros.
Señor restaura en nosotros la puerta del Juicio, que nuestro corazón no se crea nunca sabio en su propia opinión pensando que es justo, que es correcto, que es bueno, cuando bueno solamente eres tu, Señor revélanos pecados ocultos que no veamos en nosotros, redarguye nuestro espíritu cuando obremos mal y danos un corazón compasivo hacia los demás, sin condenarlos, sin evaluarlos siempre creyendo que nosotros somos perfectos. Danos un corazón humilde para pasar cada día por esa puerta y quitar de nosotras todas esas cosas que no te agrada, que nos impiden estar cerca de ti y que nos alejan de nuestra propia salvación. Te pedimos Señor que nos des un caminar recto para que un día podamos pasar por el tribunal Cristo y seamos obreros aprobados y no tengamos nada de qué avergonzarnos. Amén!
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