Mas el que tarda en airarse apacigua la rencilla.”
Proverbios 15:18
La palabra de Dios nos aconseja que desechemos el enojo, que no lo retengamos en nosotros, que no caigamos presos de él. Y nos da una serie de enseñanzas acerca de lo que el enojo puede producir en nosotros.
Podemos escoger entre dos decisiones PROMOVEMOS O FRENAMOS una contienda, cuando nos enojamos promovemos una discusión, permitimos que nazca, crezca y aflore, llevando como fruto una relación rota o personas lastimadas con nuestras actitudes.
Cuando nos enojamos promovemos nosotros mismos las contiendas, iniciamos el pleito, lo continuamos y lo hacemos mas grande, no nos quedamos callados, puede que el problema comience o surja inesperadamente, pero en nosotros está el promoverlo o frenarlo ya que la palabra nos habla de ser pacificadores y no promotores de contiendas.
El Señor bendice un espíritu apacible, que apacigua las rencillas, que es tardo para airarse, es difícil dejar de enojarse cuando tenemos la razón, pero la reacción tardía a un momento de ira o enojo puede tranquilizar la situación y poner las cosas en orden sin promover un pleito, una discusión o una rencilla.
Promovamos la paz, la unidad, la armonía, no devolvamos palabras con palabras porque podemos hacer mucho daño, no permitamos que el enojo nos controle y formemos una contienda que más tarde sea difícil de sanar. Pidamos al Señor un carácter apacible, que promueve la paz y la unidad entre hermanos.
Señor te entregamos nuestras reacciones y emociones, permite que seamos pacificadores y no promovamos en nosotros la contienda, que nuestro carácter sea apacible y tranquilo, tu eres nuestro Dios quien nos defiende de todo mal, destruye toda ansiedad por formar pleitos y rencillas. Si hay un problema guíanos a actuar sabia y justamente sin permitir que el enojo tome el control de nosotros y destruya nuestras relaciones con los demás y nos aparte de Tu voluntad. Amén!
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