domingo, 3 de diciembre de 2017

NO TE ENOJES CON TU HERMANO



“Distes que fue dicho a los antiguos: No matarás y cualquiera que matare será culpable de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se ENOJE contra su hermano, será culpable de juicio”

Mateo 5:22

En este versículo compara el enojo a matar a una persona, a veces tomamos a lo ligero el enojarnos pero El Señor lo mira como un pecado muy grave que nos hace culpables de juicio y lo llega a comparar o asemejar a la acción de matar a alguien.


Cuando alguien es culpable de juicio debe pasar ante un tribunal o una corte para que sea evaluada su conducta, se presenten pruebas en su contra, se resuelva su implicación en el problema y se pueda condenar como culpable.

Enojarse contra alguien, no es sencillamente un cambio de opiniones diferentes y Dios tampoco lo ve como algo pasajero y sin importancia, quizás pensemos, yo soy una persona que se enoja fácilmente, esa es mi personalidad, pero en este versículo nos lleva a pensar que no es tan sencillo o tan simple enojarse contra una persona, trae condenación a nuestra vida y nos lleva a pasar ante el tribunal de Cristo que es el único justo. Cuando nos enojamos contra alguien nuestra propia vida pasa a ser juzgada y evaluada, nadie está libre de pecado, nadie puede decir que es perfecto, por eso cuando al enojarnos,  nos presenta como culpables y somos juzgados duramente porque El Señor nos llama a amarnos los unos a los otros, no a enojarnos los unos con los otros.

Reflexionemos en este capítulo y antes de enojarnos otra vez piensa... si me enojo contra mi hermano, soy culpable de juicio, soy juzgado, evaluado y es posible que sea declarado culpable, si me enojo contra mi hermano soy juzgado igual que si le hubiera matado...

Pidamos al Señor sabiduría para actuar, enojarnos sin facilidad, que bonito es encontrar una persona difícil de hacer enojar, pero fácil de hacer sonreír.

Padre ponemos en tus manos nuestras debilidades, quita el enojo de nosotros, reconocemos que solamente tu puedes ayudarnos a ser libres del enojo, que este sentimiento no forme parte de nuestro diario vivir, enséñanos a ver esta actitud de nuestro corazón como algo grave, serio y que trae condenación a nuestra vida, que podamos actuar con amor, con compasión, sin pleitos ni rencillas, libéranos del peso de enojo en nuestros corazones y que podamos ser libres. Amén!



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